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Carlos Cachón

Telegrama, no tuit

Del mismo modo que rechazo invitaciones a reuniones que sé que me aburrirán, con una sonrisa de disculpa en el rostro que intenta dulcificar mi negativa, a las que corresponden a actos que me superan, en los que intuyo que no estaré a la altura, ofuscado, mi respuesta suele ser seca, casi cortante. Como si la ausencia de cortesía fuese a estar justificada por nuestra fragilidad.

Carlos Cachón