Allaround Lab . photos: © José Hevia
Nàpols is about the rehabilitation of a small apartment built in 1910 in the Eixample district of Barcelona. This project is part of the theoretical and practical research titled “Projecting the Void”, which advocates for transforming the conception of housing, moving away from considering it as a commodity defined by its market value to understanding it as an infrastructure defined by its potential for use.
Starting from a home featuring more rooms than windows, the proposal consists of opening and emptying the space. Existing partitions are removed and, based on the definition of two elements—the kitchen and the bathroom, referred to as “the minimum means to inhabit a place”—a series of unprogrammed voids are established with the potential to accommodate various uses. The presence of more than one door in these voids allows for a continuous circulation, facilitating different activities to take place simultaneously.
The kitchen, transformed into a piece of furniture, becomes the epicenter of the project. Additionally, the use of glazed tiles contributes to emphasizing and defining the area of circulation related to it, while simultaneously dissolving its limits by extending into other rooms. Regarding the bathroom, it functions as a container that integrates mobile panels, allowing the space to be segmented according to needs. In this manner, the void, structured only by these two elements, turns architecture into a framework of possibilities, providing the inhabitant with the ability to assemble and reassemble their conditions of occupation.
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Nàpols se trata de la rehabilitación de un pequeño piso construido en 1910 en el Eixample de Barcelona. Este proyecto se inscribe en la investigación teórica y práctica “Proyectar el vacío”, que aboga por transformar la concepción de la vivienda, dejando de considerarla como una mercancía definida por su valor de mercado para entenderla como una infraestructura definida por su potencial de uso. Partiendo de una vivienda con más habitaciones que ventanas, la propuesta consiste en abrir y vaciar el espacio. Se eliminan las particiones existentes y, a partir de la definición de dos elementos, la cocina y el baño, lo que denominamos “los medios mínimos para habitar un lugar”, se establecen una serie de vacíos no programados con el potencial para albergar diferentes usos. La presencia de más de una puerta en estos vacíos permite un recorrido continuo, facilitando que diferentes actividades puedan tener lugar simultáneamente. La cocina, transformada en una pieza de mobiliario, se convierte en el epicentro del proyecto. Por otro lado, la utilización de baldosas vidriadas contribuye a enfatizar y definir el área de circulaciones relacionadas con esta, aunque al mismo tiempo disuelve sus límites al introducirse en otras estancias. En cuanto al baño, funciona como un contenedor que integra los paneles móviles, permitiendo segregar el espacio según las necesidades. De este modo, el vacío, vertebrado únicamente por estos dos elementos, convierte a la arquitectura en un marco de posibilidades, ofreciendo al habitante la capacidad de ensamblar y reensamblar sus condiciones de ocupación.
