Telegrama, no tuit
A los agoreros apocalípticos que disfrutan siempre dibujando escenarios oscuros en que todo se desintegra y que, a la larga, como mucho sólo se cumplen en parte, tenemos que agradecerles que nos obliguen a plantearnos dichas emergencias. Y a buscar alternativas para unas caídas que finalmente nunca suelen ser abismos sino sólo el descenso de unos pocos peldaños.