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#31

+ e n g a w a

Mi madre siempre se sentaba en la misma butaca, la que está en el ángulo de poniente de la sala, en el vértice junto al invernadero, en aquel espacio recogido de la mesa-bar. La veo allí, con su cesta de libros y cuaderno de apuntes a un lado; sus agujas y lanas con un jersey a medio tejer, para alguno de los nietos; mientras escucha música; en las tertulias familiares; siempre receptiva y acogedora.

Años después, cuando ella ya no estaba, una tarde me senté en su butaca. Una tarde de julio, después de días de intensa actividad en la casa. Una tarde de luz bellísima. Simplemente por descansar y recogerme en silencio después de tanto bullicio.

La butaca de mi madre
Marita Gomis Bertrand. Barcelona.

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