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David Mayol

Una capilla laica . Barcelona

David Mayol . Una capilla laica . Barcelona (6)

David Mayol . + fundación arquia

Mucho antes de que Cerdà lo imaginara como centro de la “Barcelona racional”, este vacío urbano ya era un cruce de caminos. Por aquí pasaba la Via Augusta, conectando la urbe con el mundo, y el llamado Rec Comtal, que transformó la zona en pastos y cultivos de regadío. La Revolución Industrial marcaría para siempre el lugar, partiéndolo en dos y condenándolo al desastre. Después del tren vino el coche, y como consecuencia, el hormigón. Ruido, polvo y hormigón.
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La· propuesta se enmarca en el futuro parque metropolitano, paréntesis de las arterias de la ciudad y rótula de la conocida diagonal verde. Respetando su carácter de vacío, se huye del objeto construido, propenso al olvido, y se apuesta por la creación de una experiencia.

El bosque mediterráneo es la antesala, primer paso hacia el aislamiento del exterior. Un extraño muro de hormigón aparece entre los árboles, como si hubiera huido de la alfombra verde que todo lo esconde. Su localización es indefinida, ubicándose entre la naturaleza y huyendo del protagonismo, reservado a la ciudad. Su forma cartesiana aporta orden a un perímetro desfigurado por las cicatrices. Pica la curiosidad.

Oscuridad. Sólo se oye la propia respiración y el crujir de las hojas a cada paso. Soledad y silencio. Una tenue luz al final del túnel anima a continuar.

Luz. Luz cenital. Juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz, como decía aquél. El vacío atrapa. La canopia vegetal, ahora cubierta, reclama protagonismo. Adiós a las formas de estar heredadas, aquí se opta por la comodidad. Cuerpo relajado, el cosmos nos observa.

Paz.

Paz, aire puro y el pelo sucio, ¿qué más da?