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La fachada de granito del Museo de las Colecciones Reales que completa la cornisa poniente del Palacio Real; la piel de vidrio del Concello de Lalín que devuelve la imagen del paisaje verde que contempla; la fachada interior del Hotel Atrio de Cáceres, un lienzo contemporáneo ensimismado frente a la potencia de la ciudad histórica; la envolvente del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, un edredón que protege el tesoro documental que el edificio alberga. Son fruto de ese conjunto de ideas nebulosas, que son la arquitectura, y que toman forma cuando reaccionan contra la presencia de las necesidades, las obsesiones privadas y el lugar.
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