Campo Novo . O Rosal
María Fandiño . photos: © Héctor-Santos Díez
Reconditioned area in Galicia.
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Una trama agroforestal En el centro geográfico del municipio de O Rosal, el cauce el río Folón deja a su paso terrenos productivos fruto de sus crecidas. El patrimonio del agua es tangible en el conjunto de los molinos de Folón y del Picón que son visibles desde la parcela. Paralelamente a este patrimonio existe otro que se expresa en las formas que ha adquirido el territorio a lo largo de la historia fruto de la capadidad del ser humano para trasnformarlo. Esta construcción del medio- familiar a nuestros ojos y en ocasiones desapercibida- se materializa en acequias, regatos, lavaderos, presas...elementos que domestican el agua para diferentes fines. La productividad, íntimamente ligada al agua, parcela el medio en pequeñas unidades productivas, minifundios que han estado delimitados por muros, socalcos y canales de agua plegando la topografía, componiendo un paisaje lleno de colores y formas, un mosaico agroforestal que varía en planta, en sección y que termina de definirse con el volumen de los cultivos, los bordes de parcela y su vegetación espotánea. Actualmente muchos de estos campos están en desuso. ¿cómo podemos generar nuevos usos para estos territorios? ¿cómo debemos plantear un programa de un parque infantil en un territorio eminentemente agroforestal? Un paisaje dirigido por el agua En este contexto, el proyecto trata de resolver un nuevo programa dentro del sistema agroforestal conservando la escala y tratando de equilibrar los nuevos usos con la estructura soporte. El muro perimetral se restaura, se corta y se pliega para generar una escalera que conecta el nuevo parque con el conjunto de lavadero y presa existente. Sin embargo, durante el proceso de excavación apareció una mina subterránea de Agua, reconocida al instante por los vecinos como Mina da Olleira. La materialización dio un giro, se dedició otorgar voz al paisaje y plegar el proyecto a su merced. La Mina modificó las trazas, desplazó la escalera y, a cambio, nos regaló la presencia constante del agua y un canal de mampostería de piedra sobre el que ahora el nuevo camino de la Fonte de Areas enlaza el presente con el pasado. El proyecto vuelca la masividad en la nueva mina, como punto neurálgico, de observación, de paz y de conexión con el medio. Los nuevos usos en la parte superior del parque se marcan recuperando las antiguas lindes con cuñas de hormigón coloreado y árido visto que esbozan la micro-topografía creando grandes bancos corridos que miran al paisaje y se abren al mirador perimetral. Ensalzar el agua pasa por recuperar especies vegetales asociadas a ella y su ecosistema como el “fento rei” (osmunda regalis), el “fento macho”, ( dryopteris filix-mas) o la “fenta” ( blechnum spicant) y árboles de ribera como el freixo y el bidueiro. En en límite de la parcela con el vial, se disponen “vimbieiros” (salix viminalis) símbolo de borde y lindero entre las parcelas agrícolas. “Aguas arriba” propiamente en el parque, la vegetación habla de la Montaña, del ecosistema de los molinos del Folón y Picón, con especies como la sobreira, el carballo, la xesta y el breixo. Reconocer las formas del territorio El granito toma forma en el muro perimetral, en la composición de las nuevas cuñas de hormigón donde el árido visto dialoga con el pavimento del de jabre compactado y, finalmente, se disgrega en el pavimento del parque infantil formado por pequeños áridos redondeados. En contraposición con esta estructura “base” se encuentran elementos ligeros, que conforman el mobiliario urbano en forja de color verde cedro. El proyecto trata de equilibrar las formas del sistema agroforestal, masivas y rotundas con elementos ligeros que humanizan y terminan por definir el nuevo uso del territorio. El encargo era un parque en el rural. El resultado, ha sido un lugar donde se puede tocar el agua, oír su sonido sobre las piedras, descubrir la naturaleza húmeda en torno a la mina recuperada, un paraje que saca a la luz el patrimonio del agua y sus formas. Los más pequeños, que jueguen, exploren, trepen y reconozcan las formas de nuestro territorio