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Gramática Arquitectónica

Cova Miradoiro . Caeira

Gramática Arquitectónica . fotos: © Andrés Fraga

Andrés estaba sacando las fotos de la casa y me dijo que las ventanas actuaban como espejos del jardín.

Yo no me había parado a pensar en eso, porque siempre entendí que la casa cova-miradoiro era una sucesión de encuadres de verde o de encuadres de las vistas de la ciudad. Es un tema recurrente cuando trabajo, quizás soy claustrofóbica sin saberlo y siempre trato de buscar huídas visuales dentro de los espacios cerrados.

O quizás solamente trato de entender las construcciones como objetos que atrapan y dejan pasar el aire… las vistas, una carcasa en la que entramos para pasar un rato, refugiarnos.

En esta casa se diferencia totalmente el mundo en planta baja del mundo en planta alta.

La planta baja es una cueva rodeada de un jardín frondosísimo que actúa como una atmósfera de red de verdes que te separa de la calle exterior.

El jardín fue diseñado por Irene Díez Prieto. Cuando hablábamos, decidimos que tenía que ser el total contrapunto de la arquitectura.

La casa, (es la casa lo construido? O el jardín y lo construido es la casa?) (me pierdo, sigo con la definición de la arquitectura).

Lo construido y el jardín no se pueden entender como entes separados… fueron diseñados por dos personas diferentes, pero buscando un objetivo único. A veces los huecos de los macizos de piedra dejan ver fugas de verde, pero en otras ocasiones los paños de hiladas de granito gallego son un fondo que nos pone en primer plano a las abejas picoteando las flores.

Si sigues leyendo te diré que me gusta la sensación de estar en esa cueva. Escoger materiales naturales como la madera y la piedra, hace que se refuerce la idea de estar dentro de la naturaleza, de un paisaje vivo.

El mundo de la planta alta es totalmente diferente. Se trata de los espacios privados unipersonales de cada miembro de la familia. Si separamos la planta alta de la baja y la repetimos en altura, pudiera parecer un esquema de vivienda plurifamiliar, con esos balcones separados entre ellos.

Cada estancia de la planta alta quiere intimidad, quiere su espacio y su vista propia, defender la individualidad de cada partícula que forma una familia.

En esa cota se observa el río Lérez y la ciudad de Pontevedra. A lo lejos, las montañas y el cielo, son espacios más conectados a tener la cabeza en las nubes.

Bajando a la planta baja se produce el encuentro entre los miembros de la familia, y aparece también, aparte de los usos colectivos, un módulo separado, con entrada independiente para amigos que vengan a dormir a casa.

He intentado describir las sensaciones que me producen la casa, que deja de ser cuatro fachadas a ser una sucesión de escenas.

La observación de los espejos de jardín que mencionó el fotógrafo también me gustó, así que lo añado a la atmósfera que se produce en ese escenario.
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