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Jordi Herrero

Montisión House . Palma de Mallorca

Jordi Herrero Arquitectos . photos: © José Hevia

This project involved the renovation of an old ground-floor store into a residential space for friends. Located in the heart of Palma de Mallorca’s historic center, the property sits directly opposite the Montisión Church.

The floor plan forms an L-shape with access from two streets at its ends. Natural light and ventilation are provided through these two ends, although the streets are quite narrow, limiting direct sunlight. Additionally, the building includes a small interior courtyard.

The original space featured a high ceiling and a partial mezzanine, but the overall height was insufficient to comfortably accommodate two floors. During the renovation, the upper part of the building was also being restored. By coordinating efforts, we were able to gain some additional space by lowering the floor slightly, while still preserving the integrity of the building’s foundation.

A central staircase connects the main floor with the mezzanine, where we designed two independent bedrooms, each with its own bathroom. The mezzanines were intentionally set back from the façades, allowing natural light from the tall entrances to flood both the ground floor and the upper levels. Additionally, these spaces serve as transitions from the street level down to the main floor.

The ground floor features continuous light-colored microcement flooring to maximize the reflection of natural light. This level houses the day-to-day living spaces, including the living room, kitchen, dining area, guest bathroom, and laundry room.

One of the most fascinating aspects of the original building is the historical traces of past constructions, particularly a unique pair of overlapping arches. The design strategy was to preserve and highlight these unique features, as well as the original beams and as many other original elements as possible, presenting them in a raw, unembellished state.

Some walls had to be reinforced due to the crumbling sandstone they were made from, but overall, the goal was to retain the character of the valuable original elements wherever possible.

To contrast with the rawness of the original space, oak wood was used for the new architectural elements. This wooden intervention is reversible, clearly identifiable against the original structure, and creates a softer contrast with the otherwise stark environment. The ambiance of the residence was further enhanced with curtains, textiles, plants, and indirect lighting.

In summary, the interior landscape emerges from a deliberate contrast rather than from a generalized neutral comfort. Working with contrasts can be riskier, but when executed with balance, it creates a more exciting result.

This project inevitably draws parallels with the renovation of Can Oliver into the Nobis Hotel, as both involve historical traces and were developed concurrently. At the Nobis Hotel, we used black steel instead of wood to integrate the new program, aiming for an even more extreme contrast between the architecture (which is essential, heavy, powerful, and somewhat rough) and the work of the interior designers, who employed lighter textile elements.

In both buildings, the strategy was akin to surfing, where the approach is more about harnessing existing energies than imposing predefined paths, with contrast serving as the guiding principle.
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Se trata de la reforma de una antigua tienda en planta baja para transformarla en la vivienda de unos amigos. Está situada en pleno casco antiguo de Palma de Mallorca, frente a la Iglesia de Montisión.

En planta tiene forma de L, con acceso a dos calles por los extremos.  
Se ilumina y ventila, por tanto, por estos extremos, si bien son calles muy estrechas y no llega la luz directa.
También tenemos un pequeño patio interior del edificio.

El local inicial era alto y ya contaba con un altillo parcial. Pero la altura para dos plantas era muy ajustada en términos de habitabilidad. En el momento de realizar la reforma se estaba rehabilitando la finca superior. Se consiguió, de una manera coordinada, ganar algo de espacio hacia abajo de tal manera que fuese compatible con la cimentación general del edificio.

La comunicación con el altillo se produce por una escalera central. Así conseguimos distribuir en el altillo dos habitaciones independientes con su baño.
Se plantearon los altillos sin llegar a las fachadas, de tal manera que la luz de las altas entradas  bañara tanto a la planta baja como a las superiores. A la vez se organizan en estos zaguanes las bajadas desde la calle al nivel de la planta baja.
El suelo de la planta baja se realizó en microcemento continuo de color claro para tratar de recoger el máximo de luz. En esta planta baja se ubican los espacios de día: salón, cocina, comedor, aseo y lavandería.

Lo más interesante del edificio original, son las huellas históricas de construcciones pasadas. Especialmente un doble arco, cabalgando uno sobre otro, muy singular.
El criterio del proyecto fue mantener y exponer tanto estas huellas singulares, como las vigas originales y el máximo de elementos originales de una manera casi descarnada.
Hubo que trasdosar algunos paramentos pues estaban formados por areniscas que se deshacían, pero en general tratamos de mantener en lo posible el carácter de los elementos originales de valor.

Frente a la crudeza del espacio original, se utilizó la madera de roble para los elementos que configuraban el nuevo programa. Esta intervención en madera es reversible, identificable en relación al edificio original y permitía generar un contraste más amable al espacio descarnado de partida.
Mediante cortinas y elementos textiles, vegetación e iluminación indirecta se terminó de completar el ambiente de la vivienda.
Ese paisaje interior, en resumen, surge desde el contraste más que desde una amabilidad neutra general. El trabajo por contraste quizás es más arriesgado, pero más emocionante si se consigue un equilibrio adecuado.
Este proyecto se relaciona inevitablemente con la reforma de Can Oliver hacia el hotel Nobis, pues son ambas obras con huellas históricas que coincidieron en el tiempo. En el hotel Nobis, en vez de madera, utilizamos acero negro para incorporar el programa. Aquí todavía se quería generar un contraste más extremo entre la arquitectura (esencial, pesada, potente y algo ruda) y el trabajo de los interioristas, mediante elementos ligeros textiles.
Sea como sea, en ambos  edificios, la estrategia de surf, que se basa más en recoger energías que en imponer caminos y la estrategia de contraste fueron las que guiaron a los proyectos.