Telegrama, no tuit
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Celebra la abundancia de arquitectos que han optado por hacer arquitectura sin estridencias. Eso demuestra el valor de su obra, dice, haber sido capaces de captar las necesidades del momento que vivimos, el espíritu de una época, la nuestra, que no está para banalidades. Y, a continuación, se felicita de los que incluso cuando todo era esplendor ya mostraban esa inclinación a la sobriedad. Es decir, quienes no habían sido capaces de captar el espíritu de aquella otra época.
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