Telegrama, no tuit
·
Ante cualquier crisis no podemos evitar pensar que el destino de nuestro imperio, el que habitamos -como sucedió con todos los que le precedieron- es ser sustituido por otro nuevo, desaparecer. Esa es nuestra megalomanía, no sólo ante el éxito sino también en la desgracia. Olvidamos que las transformaciones no se producen en años sino en siglos, milenios… A nuestros ojos toda vida tiene la dimensión de una era.