RCR Arquitectes . PHOTOS: © Hisao Suzuki
As a result of the close collaboration between the architects and the owners – the Suqué-Mateu family –, the project to build the new winery, by fields of vineyards and a country estate, started to take shape a decade ago. The relationship with the landscape and with the existing building were the main factors in the design of the project, which had to meet the needs of the oenological process and functionality requirements while creating a distinctive identity for the product and the building.
The position of the new construction was determined by the Granja del Castell de Perelada – a country estate designed by Adolf Florensa in 1941 –, and which rests on a platform elevated ten meters above the rest of the plot. The project asserts the presence of the existing building, seeking to become the sum of the two interventions and establishing a dialogue between them. Starting from the concept of the estate as a viewing platform over the landscape, the new building uses the terrain’s unevenness, is embedded in the wall that delimits the elevated platform, and stretches all the way to the borders defined by paths, becoming a steel mesh slope. This results in spaces with a considerable surface and volume and with a strong external presence, yet also with a moderate environmental impact and respectful to the landscape.
Taking advantage of the characteristics of the site, from the courtyard level of the existing estate, the grape reception process uses gravity. The working levels descend from this height on. The design and the features of these spaces respond to functional optimization. The organization of the program seeks a linear sequence between the three functional units with different spatial and hygrothermal properties: the stainless steel cylindrical tank for fermentation, stabilization, and homogeneization; the barrel room; and the bottle storage and distribution space. The large, skylit nave, with large wine vats, where the winemaking process can be followed in detail, shares structure with the public spaces for visitors.
The refurbishment of the country estate is also in the works. Containing the more public programs (wine tasting, shop, bar, etc.), it will become the starting point for guided tours. The functional relationship between both buildings occurs through a communications core that spans, over four levels, the difference in height between the courtyard of the house and the production area of the winery.
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La nueva implantación se posiciona en relación con el asentamiento catalogado denominado “la granja del Castillo” (proyectada en 1.941 por Adolf Florensa, que se sitúa sobre una plataforma elevada unos 10m respecto al resto de la parcela. La nueva construcción busca aprovechar el valor añadido de la granja existente, y quiere ser la suma de las dos intervenciones, estableciendo entre ellas un diálogo. A partir del concepto propio de la granja, como mirador sobre el paisaje, surge la nueva intervención, que aprovecha el desnivel existente y se engarza en el muro que delimita la plataforma de la casa solariega y se prolonga hasta los límites definidos por los caminos, convirtiéndose en talud construido hecho de malla de acero. De este modo, se consiguen unos espacios con superficie y volumen importantes, con una fuerte presencia exterior, pero al mismo tiempo sin gran impacto ambiental y respetuoso con el paisaje. Las bodegas son la suma de unos espacios que tienen diferentes cualidades y características, y que han de estar convenientemente situados los unos respecto a los otros. Hay una secuencia lineal entre las tres unidades funcionales con características espaciales e higrométricas diferentes: nave de depósitos cilíndricos de acero inoxidable donde se produce la fermentación, estabilización y homogeneización, la sala de barricas y la zona de almacenaje y expedición de botellas. Aprovechando las características propias de la implantación, a partir del nivel del patio de la granja existente, la recepción de la uva se realiza por gravedad. A partir de esta cota, se desciende por los distintos niveles de trabajo. La conformación y las características de los espacios responden a los usos y funciones que se deben desarrollar. La optimización y la funcionalidad predominan en estos espacios de trabajo. Asimismo, se prevé la reforma de los edificios de la granja del Castillo para que en ellos se sitúen los usos más públicos (sala de catas, tienda, wine bar…), y será desde esta edificación desde donde den comienzo las visitas guiadas. La relación funcional entre ambos edificios se produce a través de un núcleo de comunicaciones que salva en cuatro niveles la diferencia de cotas entre el patio de la granja y la zona de producción de la bodega. El nuevo edificio se concibe como un suelo en movimiento sobre el terreno existente, que a través de la formalización en franjas, se pretende entender como un volumen ligado a la topografía del terreno, quedando todo él integrado y conformando un nuevo paisaje El proyecto de las nuevas Bodegas de Perelada hace posible la creación de un edificio singular que nace de una situación particular. Esta arquitectura se apoya en una concepción firme y global, interior – exterior, que permite conseguir una imagen única y propia que identifique tanto el proyecto como el producto. Hace más de una década, la familia Suqué-Mateu, junto con RCR arquitectes, comenzaron a dar forma a un ambicioso proyecto para la construcción de las nuevas Bodegas del Castillo de Perelada. Se trataba de una industria agrícola para la producción de vinos y cavas, situada junto a los campos de viñedos y junto a una edificación rural de aires palaciegos. A la par que la producción, la venta del producto adquiere en estos casos una gran importancia y hoy en día, las bodegas se convierten en un lugar de visita, degustación y recreo. Así comparten estructura la gran nave con sus grandes tinas, iluminada por lucernarios, en las que se puede apreciar con todo detalle el proceso de elaboración, con toda la zona publica para visitantes. Todo ello alcanza una superficie construida de 19.378m2, de los cuales 17.520m2 son de obra nueva y 1.858m2 de reforma y adecuación de la edificación existente. El programa funcional se divide en dos zonas diferenciadas: zona de producción y zona de visitas. El área de producción consta de las siguientes zonas: porche de recepción de la uva, tolvas y mesa de selección, despalilladoras, zona de prensas, bodega de elaboración, zona almacenaje y depósitos de tratamiento y homogeneización, la sala de barricas, la sala de botellas, zona para limpieza de barricas, línea de embotellado, etiquetado, almacenaje y expedición, laboratorios de análisis y control, zona de administración y despachos para los enólogos. Como elemento singular, cabe destacar que dentro de bodega de elaboración se distinguen tres bodegas diferenciadas: elaboración de vinos blancos y tintos de gran producción, elaboración de vino de fincas y elaboración de vino de la finca Garbet. En la zona de visitas se distinguen los siguientes usos: sala de proyecciones, laberinto de sensaciones y audiovisuales, pasarelas de visita que discurren sobre los espacios de producción, sala de catas, tienda, wine bar, recepción, dos espacios de habitación y zona de “hospitality”. Los condicionantes que se han tenido en cuenta en la concepción de este edificio han sido, a parte del origen y la situación, la relación con el paisaje y con el edificio existente, dar respuesta al proceso enológico y a la funcionalidad, así como conseguir una imagen propia que identifique el producto y el edificio.