Buho Arquitectos . Fotos: © Rubén Hernández Carretero
Barco del Corneta is a small artisan winery, known for its white wine matured in oak barrels, whose brand image is a paper boat. Its owners have been looking for a space where they can make and care for their wines for a long time, and they found it in the heart of the urban area of the castilean villaje of La Seca: a plot with a house to live in, a winery where they make wine and an old winery cave underground where to breed it.
The main problem to solve was to integrate a large volume, such as an industrial warehouse, in an urban environment, in the historic center, which would accommodate all the tasks to be carried out in the winery: reception of the grapes, pressing, fermentation, maturation, bottling and storage, as well as a tasting area, office, toilets and laboratory, all in just 300 m2.
The barrel maturation was clearly going to take place in the underground cellar. All you had to do was connect the crafting hall with the existing cave. To do this, a concrete cube was inserted that descends 5 m until reaching the mouth of the cave, housing the access ladder and the large forklift necessary for the transfer of barrels.
For everything else there was the new building, conditioned by the location of the winery (which was maintained) and the connection with the buried cellar. The interior is spacious, since there are hardly any compartments, except for the necessary ones: the toilets and the installation room. The rest of the functions are qualified by the roof, which becomes the protagonist of the project, because is an interior construction, surrounded by walls, and it does not have facades.
The roof skirts are broken up into several smaller inclined planes, playing with different inclinations and slopes with three purposes: one, functional, so that it defines and characterizes the different work areas inside, but without compartmentalizing, allowing the entry of natural light where it is needed and with the required orientation; two, urban planning, so as to volumetrically integrate the building into the plot of small roofs, avoiding a resounding volume that breaks the harmony of the urban environment; and three, symbolic, because the logo and commercial image of the winery is a paper boat , and this shape is noticeable from the surrounding vineyards and the access road to the town, which, being sunken, allows us to notice the set of white roofs of the winery among those of the farmhouse, standing out as an inserted object but at the same time integrating it into the whole .
The interior is accessed from the loading yard through a large sliding gate. The center of the warehouse is where the stainless steel fermenters will be located, which due to their size require a higher space. The winery loses its original function, but its flooring and volume are maintained as the most representative area of the winery, the tasting area, illuminated by a large polycarbonate panel facing south but protected by the shade of the large porch of the loading yard. Above the winery, occupying half the volume, sits the office, in an elevated position, from where the entire space is controlled. The toilets and changing rooms are enclosed in a small wooden box, under the lowest section of the roof, since it does not require too much hight. This lowering of the roof, in front of the central area of the fermenters, allows the opening of another large diamond-shaped window that introduces natural light into the center of the space, and as it is oriented to the north it does not interfere with the interior temperature.
Constructively, very cheap materials have been used, trying to make the most of their benefits. For a winery it is important that the interior temperature does not suffer large variations. This is easy in the buried cave, where the wine will mature at an almost constant temperature throughout the year. In the manufacturing warehouse, it has been resolved with thermoclay block enclosures, seen from the inside. This material provides sufficient thermal inertia necessary to control internal thermal changes. The exterior is covered with sprayed polyurethane insulation covered with a white mini-wave sheet, so that it reflects excess solar radiation. The roof is resolved with a sandwich panel made on site, with 20 cm of rock wool, finished inside with the same white mini-wave sheet and with OSB wood board marking the profile of the silhouette of the paper boat, making it recognizable from the inside. In turn, the minionda plate recalls the furrows of the plowed lands that surround the municipality. The concrete floor is covered with continuous resin, necessary for hygiene due to the frequent washing of the flooring, choosing a light blue color in reference to the wine label, where the paper boat floats in an undulating blue sea.
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Barco del Corneta es una pequeña bodega artesanal, conocida por su vino blanco madurado en barricas de roble, cuya imagen de marca es un barco de papel. Desde hace tiempo sus dueños buscaban un espacio donde poder elaborar y cuidar sus vinos, y lo encontraron en pleno casco urbano del vallisoletano municipio de La Seca: una parcela con una vivienda para vivir en ella, un lagar donde hacer el vino y una antigua bodega subterránea donde criarlo. Pero faltaba la nave de elaboración. El principal problema a resolver era integrar un gran volumen, como es una nave industrial, en un entorno urbano, en pleno centro histórico, que diese cabida a todas las labores a realizar en la bodega: recepción de la uva, prensado, fermentación, maduración, embotellado y almacenaje, además de zona de catas, oficina, aseos y laboratorio, todo ello en apenas 300 m². La maduración en barrica estaba claro que se iba a realizar en la bodega enterrada. Tan solo había que conectar la nave de elaboración con la cueva existente. Para ello se insertó un cubo de hormigón que desciende 5 m hasta alcanzar la boca de la cueva, alojando la escalera de acceso y el amplio montacargas necesario para el trasiego de barricas. Para todo lo demás estaba la nueva nave, condicionada por la ubicación del lagar (que se mantenía) y la conexión con la bodega enterrada. El interior de la nave es espacioso, ya que apenas hay compartimentaciones, a excepción de las necesarias: los aseos y el cuarto de instalaciones. El resto de funciones se cualifican con la cubierta, que se convierte en la protagonista del proyecto, ya que al ser una construcción interior, rodeada de tapias, no presenta fachadas. Los faldones de la cubierta se fragmentan en varios planos inclinados de menor tamaño jugando con diferentes inclinaciones y pendientes con tres finalidades: una, funcional, de manera que defina y caracterice al interior las diferentes zonas de trabajo, pero sin compartimentar, permitiendo la entrada de luz natural donde se necesita y con la orientación requerida; dos, urbanística, de manera que integre volumétricamente el edificio en la trama de pequeños tejados, evitando un volumen rotundo que rompa la armonía del entorno urbano: y tres, simbólica, ya que el logotipo e imagen comercial de la bodega es un barco de papel, y esta forma es apreciable desde los viñedos circundantes y la carretera de acceso al pueblo, que al estar rehundido permite advertir el juego de cubiertas blancas de la bodega entre las del caserío, destacando como un objeto insertado pero a la vez integrándo en el conjunto. Desde el patio de carga se accede al interior a través de un gran portón corredero. El centro de la nave es donde se ubicarán los fermentadores de acero inoxidable, que debido a su tamaño necesitan del espacio de mayor altura. El lagar pierde su función original, pero se mantiene su solado y su volumen como la zona más representativa de la bodega, la zona de catas, iluminada con un gran panel de policarbonato orientado al sur pero protegido por la sombra del amplio porche del patio de carga. Encima del lagar, ocupando la mitad del volumen, se asienta la oficina, en una posición elevada, desde donde se controla todo el espacio. Los aseos y vestuarios se encierran en una pequeña caja de madera, bajo el tramo más bajo de la cubierta ya que no requiere altura libre. Este descenso de la cubierta, frente a la zona central de los fermentadores, permite abrir otro gran ventanal de forma romboidal que introduce luz natural justo al centro del espacio, y al estar orientado al norte no interfiere en la temperatura del interior. Constructivamente se han utilizado materiales muy económicos, intentado aprovechar al máximo sus prestaciones. Para una bodega es importante que la temperatura interior no sufra grandes variaciones de temperatura. Esto es sencillo en la cueva enterrada, donde el vino va a madurar a una temperatura casi constante durante todo el año. En la nave de elaboración se ha resuelto con cerramientos de bloques de termoarcilla, vistos al interior. Este material proporciona la suficiente inercia térmica necesaria para controlar las alteraciones térmicas interiores. Al exterior se recubre con aislamiento de poliuretano proyectado recubierto con una chapa minionda blanca, de manera que refleje el exceso de radiación solar. La cubierta se resuelve con un panel sandwich elaborado in situ, con 20 cms de lana de roca, acabado al interior con la misma chapa minionda blanca y con tablero de madera OSB marcando el perfil de la silueta del barco de papel, haciéndolo reconocible desde el interior. A su vez, la chapa minionda recuerda los surcos de las tierras aradas que rodean el municipio. El suelo de hormigón se recubre con resina continua, necesaria por higiene debido al frecuente lavado del solado, eligiéndose un color celeste en referencia a la etiqueta del vino, donde el barco de papel flota en un ondulante mar azul.
