After visiting the project site for the first time, we were very concerned about the building integration. The place has exceptional location, with a privileged green environment surroundings, intimately related to the Municipality of Puente Viesgo, located a few meters away.
At the same time, the project will work as the main access to the caves, having an intermediate role in the pedestrian path that bring the visitor to the Main Cave. That condition will exposed a lot the Roof and the Museum will be very visible from many points of the route.
Our response was to design a building with simple and slender lines, able to be adaptable to the topography, but taking advantage of the flatter parts of the plot for its settlement.
We thought in a monolith that grew slightly in height as the internal program required it. That is why we connected the three volumes with one single roof, made in stone to bring some character related to the site and to have a direct link to the heart of the caves, made in limestone.
The target was to assure a certain level of high durability over the time, adding a certain level of dignity to a project that will host in its interior an exhibition of the Rock Art of whole region, Cantabria: something with the maximum level of interest locally and internationally.
concurso / competition: Museo del Arte Rupestre de Puente Viesgo / Rock Art Museum in Puente Viesgo, Cantabria
Equipo / Team: Miguel Huelga de la fuente, Iria de la Peña – sukunfuku studio –
situación / location: Puente Viesgo, Cantabria
cliente /client : Consejería de Educación, Cultura y Deporte del gobierno de Cantabria
superficie de la parcela / project site: 10.000m2
superficie del edificio / total area: 1678m2
estado / status: proyecto adjudicado / on going
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Una vez visitado el emplazamiento del proyecto nos preocupaba mucho su integración. El lugar posee unas condiciones excepcionales de localización, en un entorno verde privilegiado, íntimamente relacionado con el Municipio de Puente Viesgo, situado a pocos metros. A sus espaldas, a una altura superior, se encuentra el acceso a las cuevas, y eso dejaba el edificio en una posición intermedia, con una cubierta muy expuesta al paisaje y visible desde muchos puntos del recorrido. Nuestra respuesta fue proyectar un edificio con líneas simples y esbeltas, que se adaptase ligeramente a la topografía, pero aprovechando las partes más llanas de la parcela para su asentamiento. Pensamos en un monolito que fuera creciendo levemente en altura a medida que el programa interior lo requería. Por eso unimos los tres volúmenes con una cubierta única, de carácter pétreo relacionada matéricamente con el corazón de las cuevas, de piedra. Con esto garantizábamos una alta durabilidad al paso del tiempo, y dotábamos de cierta nobleza a un proyecto que albergará en su interior una exposición del Arte Rupestre de toda Cantabria, de máximo interés nacional e internacional. La propuesta desarrollada en la ladera del monte Castillo, apuesta por la integración del edificio en su contexto, controlando el impacto visual de la edificación y convirtiendo este entorno natural en un atractivo más del centro de interpretación. La complicada orografía de la parcela requiere un especial cuidado en su implantación, atendiendo a la relación entre el centro de interpretación, su zona de aparcamiento y el tratamiento de las zonas exteriores. Se opta por una propuesta que se amolde a la topografía, aprovechando al máximo la superficie de la parcela y se diseña un equipamiento con capacidad para recibir e informar a los visitantes, gestionar los tiempos de espera, asimilar la llegada de numerosos grupos de personas, en muchos casos niños, y proporcionar un área de intercambio adecuada entre vehículos privados, autobuses y sendas peatonales de acceso a las cuevas. El tratamiento de las zonas exteriores permitirá además ofrecer actividades exteriores complementarias a la visita. El programa se agrupa en tres bloques: el área pública, subdividida a su vez en la zona de exhibiciones y la zona de recepción y servicios, y el área interna/restringida. Los tres volúmenes se articulan y organizan en torno a un patio central, que distribuye y conecta los diferentes espacios. El volumen resultante, en forma de “C” se enfrenta a la pendiente natural de la parcela, que cierra el edificio creando un “graderío verde”. La montaña pasa así a formar parte del programa, se convierte en protagonista y elemento articulador del edificio, invitando al visitante a subir y disfrutar de las vistas de Puente Viesgo desde una cota más elevada, o actuando como equipamiento asociado al patio (gradas naturales para eventos al aire libre). Constructivamente el edificio se divide en dos bloques claramente diferenciados tanto en su estructura como por su acabado material. La parte baja, hasta una altura de 3 metros, se soluciona con estructura principal de muros de hormigón, por tratarse de la zona que contiene el terreno. Esta zona está íntimamente ligada con el entorno, el perímetro exterior, expuesto a la topografía existente, se trata como una superficie continua y opaca, de contención, mientras que las fachadas que dan al patio y zona de acceso son prácticamente acristaladas en su totalidad. Sobre esta base se apoya la cubierta, de carácter mucho más liviano, con estructura metálica. No se trata de una cubierta al uso sino una parte fundamental de la volumetría y aspecto exterior del edificio. La superficie en pendiente se pliega y transforma en parte de la fachada, produciendo un cambio de material en el alzado, de manera que la división entre fachada y cubierta se desdibuja. La dualidad de sistemas constructivos se traduce directamente al exterior en sus acabados con un cambio de material que buscando el contraste cromático y de textura, introduciendo así una escala más humana que acerque el edificio al usuario.