0

Carlos Cachón

Telegrama, no tuit

Quien quiera infundir respeto debería seguir el ejemplo de la indolencia que caracteriza al cocodrilo, esperando displicente al sol sin mover un músculo a que aparezcan sus presas. En lugar de mostrarse todo el rato, acabando así por exponer sus puntos débiles. Sólo abrir la boca en el momento preciso, cuando es posible hacer daño. Y luego dejar que actúe el miedo. Para que el cocodrilo pueda continuar dormitando plácidamente.

Carlos Cachón