Telegrama, no tuit
Después de todas sus batallas se descubrió condenado a la derrota. Había sobrevivido a todos los que lo habían conocido –amigos, enemigos, seres próximos y lejanos- hasta quedar sumido en la soledad más absoluta, sin nadie que supiese cuáles eran sus preocupaciones, cómo había sido su mundo.