Telegrama, no tuit
Un diario, que muestra una inclinación nada disimulada por lo figurativo, lamenta el escaso eco en Nueva York del que seguramente es el mejor de nuestros pintores abstractos en la actualidad. Describe su estancia frustrada allí unas décadas atrás, en un periodo en que, según la descripción que realizan, aquella ciudad sólo se caracterizaba por la abundancia de dinero, cocaína, fiestas y despilfarro y le cita proclamando: “llegué tarde”. Yo lo recuerdo en sus inicios, en otra ciudad, en otra época anterior de explosión de libertad que quizás no se volverá a repetir, siendo entrevistado, literalmente colocado –al menos esa era la impresión que daba- en el intermedio de un concierto, entre ruidos, sonrisas y sonidos de copas y pienso que sí, quizás tiene razón, quizás llegó tarde… a un tiempo que ya había vivido.