Construir una casa en el vaso seco del estanque de un molino, que se recupera, y conseguir que la casa se convierta en el engarce entre aquél y las construcciones agrícolas sobre un campo cultivado, es su primera razón de ser.
Este brazo sobre el agua juega a crear un espacio de superficie ondulante, con profundidades y reflejos. La delimitación del espacio, por tanto su ser perceptivo, es un continuo de cerramientos horizontal y vertical, donde lo tangible y lo intangible funden sus límites, creando una atmosfera bañada por una luz siempre cambiante que permite conseguir, sobre una plataforma lineal perfectamente definida, la creación de una percepción espacial siempre mutante.
El antiguo molino es hoy una edificación rehabilitada destinada a oficinas. El pabellón está conectado interiormente con el molino.
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