Telegrama, no tuit
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O dicho de otro modo, están a favor de la idea de lo popular pero no de su existencia, de aparentar pero no de respetarla efectivamente. Están a favor de una arquitectura profana, apropiada para la gente sencilla pero siempre que ella no intervenga, siempre que sean ellos los que tutelen. Lo que por otra parte no deja de ser razonable, que construyan quienes verdaderamente tienen los conocimientos, es decir, los arquitectos, esos -¿no era lo que afirmábamos?- divos supuestamente alejados de la realidad.