Mesura . photos: © Maxime Delvaux
A house can be understood as an intermediary between the exterior and interior. A shell enclosing a living space with the ability to regulate how its inhabitants interact with the outside world. When designed with a site-specific approach, architecture purposely opens and closes to its environment to allow the desired living experience.
To answer the search for a serene family retreat, Casa Dosmurs is conceived as an isolating mechanism capable of ignoring its immediate perimetral surroundings while opening to sea views and a contemplative green patio connected transversely in a single open space: a radical way of understanding the house as a space for constant connection between the people inhabiting it.
THE SEA AND THE MOUNTAIN: AN INTRINSIC RELATIONSHIP
The project is located in a residential area on the outskirts of Alella, one of the coastal towns in El Maresme, Spain. The neighbourhood spans along the mountain’s hillside with an eclectic mix of architectural styles, which causes a sense of discord and disharmony around the site.
Because of the steep slope and the closeness between houses, the only open view from the site is towards the sea. On the lower ground of the plot, native trees have grown spontaneously and frame the mountainous countryside, which unfolds in a continuation of rolling hills.
TOPOGRAPHY AS AN ALLY: MAKING THE MOST OF A DIFFICULT PLOT
Achieving a direct connection between architecture and its surroundings is a constant throughout our practice. In this case, being a single-family house surrounded by neighbours, we follow a different premise: the house is set apart from the street and adjacent constructions by hiding between two bare walls that follow the site’s abrupt slope. Thus, the house disappears entirely from the street’s view.
The programme is divided into two staggered levels down the hill, preventing the building from standing out over the street. Two entrances are connected through a staircase along the west wall, while on the opposite front, limited openings control visuals of neighbouring houses. In a radically different attitude, the two other facades open entirely to the outdoors.
A DIALOGUE BETWEEN PRIVATE SPACES AND OPENNESS
A wide ceiling-to-floor window in the south-facing facade frames views of the local landscape from the double-height living area and the upper floor. The roof and walls of this facade protrude two meters beyond the limit of the interior space, acting as a passive climate element that shelters the interior from direct sunshine throughout the day in summer. In winter, while openings at both ends of the north-south axis allow cross ventilation, concrete facades absorb heat from incident sunlight during the daytime to release it when the temperature drops.
On the upper level, the two bedrooms connect to a secluded garden facing the mountain. On the opposite side of the rooms, modular wooden partitions can be totally or partially closed, offering different degrees of privacy and regulating air currents. Above this story, the house’s flat roof acts as a large open terrace.
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Casa Dosmurs
CLIENT
Private
LOCATION
Alella, Spain
CATEGORY
Residential
PHOTOGRAPHY
Maxime Delvaux
VIDEO
Oriol Colomar, Enya Rodríguez, Elena Pauné
FURNITURE
Passeu Passeu, Max Enrich, Peso, Robert Aregall, Brats, Nanimarquina, Mobles114, Curated By, Indoors, Hostelgrup, Santa&Cole, Cubro, Font Barcelona, Iconico
COLLABORATORS
Viraje, Joan Capdevila
Una casa puede entenderse como un intermediario entre el exterior y el interior. Una cáscara que encierra el espacio habitable y capaz de regular el modo en que las personas interactúan con el exterior. Cuando se diseña con un enfoque adaptado al sitio, la arquitectura se abre o se cierra a su entorno para conseguir la experiencia deseada. Para responder a la búsqueda de un espacio familiar sereno, Casa Dosmurs se concibe como un mecanismo de aislamiento capaz de ignorar su entorno perimetral inmediato, al tiempo que se abre a vistas al mar y a un patio verde contemplativo conectado transversalmente en un único espacio abierto: una manera radical de entender la vivienda como un espacio de conexión constante entre los espacios que la habitan. EL MAR Y LA MONTAÑA: UNA RELACIÓN INTRÍNSECA El proyecto se sitúa en una zona residencial a las afueras de Alella, una de las poblaciones costeras de El Maresme. El barrio se extiende a lo largo de la montaña en una mezcla ecléctica de estilos arquitectónicos, provocando una sensación de desorden y desarmonía. Debido a su fuerte pendiente y a la proximidad entre casas, la única vista abierta desde el solar es hacia el mar. En la parte baja del terreno, los árboles autóctonos han crecido espontáneamente y enmarcan el paisaje, que se despliega en una continuación de colinas sinuosas. LA TOPOGRAFÍA COMO ALIADA: SACAR EL MÁXIMO PARTIDO A UNA PARCELA DIFÍCIL Lograr una conexión directa entre la arquitectura y su entorno es una constante en nuestra práctica. En este caso, al tratarse de una vivienda unifamiliar rodeada de vecinos, seguimos una premisa diferente: la casa se aparta de la calle y de las construcciones adyacentes ocultándose entre dos muros que siguen la abrupta pendiente del solar. De esta forma, la casa desaparece desde la visual de la calle. El programa se divide en dos niveles escalonados colina abajo, evitando que el edificio destaque sobre el nivel de la calle. Dos entradas se conectan mediante una escalera a lo largo del muro oeste, mientras que en el frente opuesto las aberturas limitadas controlan las visuales hacia las casas vecinas. En una actitud radicalmente opuesta, las otras dos fachadas se abren por completo al exterior. UN DIÁLOGO ENTRE PRIVACIDAD Y ESPACIOS DIÁFANOS Un amplio ventanal a doble altura en la fachada orientada al sur enmarca vistas desde la zona de estar y la planta superior. El techo y las paredes de esta fachada sobresalen dos metros más allá del espacio interior, actuando como elemento climático pasivo que protege el interior del sol directo durante todo el día en verano, y en invierno actúa como captador de calor solar, mientras que las aberturas en ambos extremos del eje norte-sur permiten una ventilación cruzada. En invierno, los muros de hormigón en combinación con la cerámica absorben el calor de la luz solar durante el día para liberarlo cuando baja la temperatura. En el nivel superior, los dos dormitorios conectan con un jardín aislado de cara a la montaña. En el lado opuesto de las habitaciones, unos paneles modulares de madera pueden cerrarse total o parcialmente, ofreciendo distintos grados de intimidad y regulando las corrientes de aire. Sobre esta planta, la cubierta plana de la casa actúa como una gran terraza abierta. ENTRE EL TRABAJO MANUAL Y EL INDUSTRIALIZADO La materialidad y las técnicas de construcción de la casa responden a una estrategia basada en el aprovechamiento económico: dar prioridad a la calidad espacial frente a materiales y acabados caros. Esto nos llevó a trabajar con una combinación de métodos de construcción industrializados y obra in situ. Se trata de una arquitectura honesta: enseña a través de su tectónica cómo ha sido construida. Los muros laterales y la cubierta se construyen con un sistema de placas de hormigón y paneles prefabricados a medida y montados en el sitio en sólo tres días de trabajo. Este método minimiza el desperdicio de materiales y permite tener una planta ininterrumpida de diez metros de ancho. Estructura y fachada se conciben como un único elemento; los muros se dejan intactos para el exterior. Dentro de la casa, las paredes de ladrillo visto provienen de una cantera local y maximizan la inercia del espacio a través de una cámara de aislamiento térmico. El sencillo aparejo del ladrillo es una muestra más de cómo reinterpretar los materiales que se utilizan en la obra, utilizando un aparejo “a sogas” que entiende los cortes verticales de los huecos arquitectónicos generando excepciones en el sistema con el giro de las mismas piezas. El mortero rehundido, de color terracota, huye de un ambiente industrial, y en combinación con carpinterías de madera y luces no encastadas crean un ambiente cálido. El salón es el corazón de la casa y conecta ambos niveles gracias a su doble altura. Casa Dosmurs explora el encanto de combinar espacios habitables generosos con una materialidad austera y una resolución constructiva eficiente para crear una casa en la que las distintas actividades de la vida cotidiana puedan desarrollarse con intimidad, manteniendo al mismo tiempo una relación abierta con el paisaje.