El museo de Bellas Artes de Bilbao es una pieza de arquitectura única en un entorno privilegiado. Desde su fundación, la volumetría original de Fernando Urrutia y Gonzalo Cárdenas ha sufrido alteraciones que la han desprestigiado debido a una demanda expositiva para la que no estaba prevista. Tal es así que esta pieza original finalizada en el año 1945 ha quedado desplazada en su conjunto y cerrada en su entrada principal. Con la extensión del año 1970 y reformas posteriores la entrada original ha perdido su funcionalidad, confundiendo a los visitantes e ignorando el potencial de su situación respecto al hito más importante de la ciudad, el Museo Guggenheim de Bilbao.
Con nuestra propuesta pretendemos recuperar el protagonismo de la volumétrica original redibujando su contorno e incorporando el programa de extensión mediante flotantes que permiten conectar las volumetrías existentes cerrando las circulaciones y sin ocasionar retornos innecesarios. Los nuevas piezas arquitectónicas se elevan, sin llegar a sobrepasar la rasante actual, para evitar la alteración del espacio publico en planta baja. Las conexiones mínimas entre ambos volúmenes permite el flujo de visitantes a través de los porches y al mismo tiempo no interrumpe en la cotidianidad de los Bilbaínos que cada día disfrutan en los alrededores del museo.
El conjunto se aligera mediante la utilización de materiales transparentes y pieles reflectantes que permitan atrapar el verde circundante y llevar la nítida luminosidad de los patios a su interior. En la cubierta, una amplia terraza con zonas ajardinadas y suficiente espacio para organizar eventos y exposiciones temporales al aire libre otorga unas vistas excepcionales sobre la cúpula verde del parque de Doña Casilda. Introduciendo elementos simbólicos como la propuesta artística que se incorpora en su cara Este, mirando al Ensanche, el museo alcanza una nueva escala arquitectónica y una imagen contemporánea y reconocible.
El emplazamiento es excepcional al situarse al borde del Ensanche Moderno y junto al parque de Casilda Iturrizar, magnífico espacio de referencia histórica de Bilbao. El verde se refleja en los muros, queda atrapado en el Hall de acceso y se extiende por las superficies del museo hasta alcanzar las galerías. Para potenciar el carácter del entorno el parque recibe otra extension que enmarca a la nueva propuesta en un espacio verde completado con una gran área de reposo, generando un nuevo vinculo entre el visitante, el usuario y los ciudadanos. El museo ya no es el borde de la ciudad sino que forma parte del parque, integrándose en uno solo.
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